Luis Suárez siempre quiere más
El uruguayo creó el primero, marcó el segundo y regaló el tercero, pero se marchó enfadado
No le gustó ser cambiado por Luis Enrique en la semana grande que inició con su doblete al City
Javier Gascón
Luis Suárez se sentó en el banquillo del Nuevo Los Cármenes tras ser sustituido por Pedro en el minuto 77. Estaba disgustado por el cambio y no lo ocultó moviendo la cabeza en señal de negación pese a saber que hoy en día a las cámaras de televisión no se les escapa ningún detalle. Se lo podría haber evitado porque su sustitución tenía cierta lógica: se había vaciado en un partido en el que fabricó el primer gol de Rakitic, marcó el segundo y regaló el tercero de Messi. Además, arrastraba una tarjeta amarilla desde la primera parte y el técnico azulgrana, que ya perderá a Neymar ante el Rayo Vallecano por acumulación de amonestaciones, no quería quedarse sin otro delantero en la próxima jornada liguera. Y eso valorando el desgaste acumulado de Manchester, donde fue el héroe ante el City (1-2) con su doblete, y la cercanía de la vuelta de la semifinal de Copa, cuando será imprescindible ante el Villarreal.
Aunque algunos querrán ver un conflicto, la reacción del delantero uruguayo sólo es la demostración de su carácter ganador. Esa es la lectura que hace también Luis Enrique, quien ya finiquitó el enfado de Dani Alves por el mismo motivo -su patada a una botella de agua tras su sustitución en el Etihad Stadium- alabando la ambición deportiva del lateral.
Se entiende que Luis Suárez no quiera irse del campo porque está disfrutando como nunca desde que viste la camiseta del Barça. El uruguayo fue decisivo con sus desmarques, inteligente con sus movimientos. Sólo se le había visto en el 15' por un codazo a Cala que le costó una tarjeta amarilla, pero el uruguayo estaba esperando su momento y lo encontró en el 25'. Alba vio su diagonal desde el centro del ataque a la espalda del lateral y le puso un balón que Suárez remató con la izquierda. Se le iba fuera, pero Cala lo rechazó y el esférico quedó muerto a los pies de Rakitic, que no perdonó.
En la segunda parte, volvió a ser protagonista en el 48’ haciendo una pared cn Rakitic que le dejó solo ante Oier. Gracias a su corpulencia, que impidió que Foulquier se le anticipara, pudo marcar con un toque suave.
Y en su tercera aparición estelar, volvió a señalar en el 70’ un gran desmarque a Rakitic, que le cedió otro balón de oro. Luis Suárez se deshizo de Oier Olazabal con un regate y pecó de generoso al ceder el gol a Messi porque el árbitro pudo señalar un fuera de juego de libro. Además, complicó la acción porque tenía la portería vacía para rematar y permitió que un defensa se colocara bajo palos. Pero el 1-3 entró, que es lo importante.
Luis Suárez ha marcado en cuatro de los seis últimos partidos oficiales y en tres de los últimos cuatro de Liga. El delantero uruguayo vive su semana grande tras el doblete contra el Manchester City. ¿Se enfadó por el cambio? Sí, pero ya se le pasará.